Fiscales a modo. Segunda parte
2019-02-26
Una fiscalía que investiga y persigue delitos de corrupción debe tener autonomía respecto del poder público. Sin perjuicio de que en México ya se había logrado ese objetivo, la Cuarta Transformación ha puesto a temblar a la sociedad con la nominación de quien será la titular de esa Fiscalía. El diagnóstico: habrá regresión en la lucha contra la corrupción.
En este mismo espacio, hace un par de semanas comenté que aunque en México ya teníamos una Fiscalía General autónoma para investigar delitos, la ratificación de Alejandro Gertz Manero, cercano a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como su próximo titular era una tragedia. Además señalé que el primer acto cuestionado de ese fiscal habría sido el nombramiento de la próxima titular de la Fiscal Especial en Combate a la Corrupción.
Y no es para menos. La persona en cuestión, María de la Luz Mijangos Borja, en caso de ser ratificada por el Senado será la encargada de investigar y resolver todos los delitos de corrupción de servidores públicos y de particulares.
Para desempeñar ese cargo, la Constitución y las leyes mexicanas determinan que debe contarse con méritos, capacidad y un perfil idóneo. Particularmente, el fiscal debe contar con honorabilidad e independencia. Sin embargo, es cuestionable que la funcionaria propuesta cuente con la independencia suficiente para ser la próxima fiscal especial, de acuerdo a las siguientes razones:
- Al inicio de la campaña de AMLO, Mijangos fue elegida por éste para ser fiscal anticorrupciónen caso de ganar la presidencia.
- Con relación al periodo en que fue contadora mayor de Hacienda de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (en tiempos en que AMLO era jefe de gobierno) no están desvirtuados los alegatos sobre la presunta aprobación irregular de las cuentas entregadas por AMLO en su gestión.
- Fue propuesta en 2017 por MORENA (el partido del presidente de la República) para ser consejera electoral del Instituto Nacional Electoral.
Aquéllas son razones suficientes para que el nombramiento de Mijangos Borja preocupe, pues anticipa que su papel como fiscal especial estará acotado a las políticas de quien lidera la Cuarta Transformación (dada su cercanía), reduciendo con ello la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción en una oficina más del gobierno federal.
Es además reprochable que la Fiscalía General de la República hubiere llevado a cabo un proceso silencioso y opaco para el nombramiento de la fiscal especial, no obstante que la ley determina que en el proceso de designación debe imperar el principio de máxima transparencia y publicidad y privilegiarse la participación ciudadana.
Ante las dudas no resueltas en medios públicos sobre si el proceso consideró a otros candidatos, si se diseñó e instaló un portal electrónico con toda la información relacionada con el proceso, si se hizo público el dictamen de idoneidad y pertinencia de Mijangos o si se hicieron públicas las comparecencias (si acaso las hubo), queda pendiente que la Fiscalía responda a las múltiples solicitudes de información que se han hecho al respecto (un ejemplo de ellas es presentado en este enlace).
El diagnóstico (sobre el cual el Senado pronto habrá de pronunciarse, ratificando u objetando a la propuesta fiscal especial) es que la lucha contra la corrupción tendrá con Mijangos Borja un retroceso significativo, ante el empalme de intereses entre el poder presidencial y la próxima fiscal anticorrupción.
Carlos G. Guerrero
Abogado y maestro en gobierno y administración pública
Fuente: Contribuye a una causa social